miércoles, 1 de junio de 2011

martin el empecinado

MARTÍN DIEZ, JUAN ("EL EMPECINADO")


Tengo el temor por lo que he visto de los procedimientos de la Junta Central, en la distribución de sus fuerzas no considera tanto la defensa y las operaciones militares cuanto la intriga política y la consecución de tribales objetivos políticos.

La Junta central fue incapaz de prever con regularidad el ejército, para ello no bastaban los manifiestos del poder del pobre poeta; Quintana por otra parte,para dar fuerza coactiva a sus disposiciones la Junta habría tenido que recurrir a las mismas medidas revolucionarias que había condenado en las provincias. Pero el alistamiento general sin respetar privilegios ni exenciones y la posibilidad garantizada a todos los españoles de obtener cualquier grado en el ejército fueron obra de las Juntas provinciales y no de la Junta Central. Ahora bien, si las derrotas de los ejércitos españoles fueron así provocadas por las nulidades contrarrevolucionarias de la Junta Central, esos desastres asu vez deprimieron todavía mas al gobierno, y al hacerle objeto del desprecio y las sospechas populares aumentaron su dependencia respecto de jefes militares e incapaces.

El ejército regular español, por más que derrotado en todas partes, surgía cuando menos lo esperaba el francés. Disperso mas de veinte veces , fue siempre capaz de volver a hacer frente al enemigo, y reapareció a menudo después de una derrota con mas efectivos que antes. Era completamente inútil derrotarlo,porque gracias a su rápida huida su perdida en hombres era generalmente reducida y la perdida de terreno no les desanimaba en absoluto. Retirándose desordenadamente a las sierras, estaba seguro devolver a reunirse y reaparecer nuevamente cuando menos esperado fuera,robustecido con nuevos refuerzos, capaz si no de resistir a los ejércitos franceses, si por lo menos envolverlos en un continuo movimiento y de obligarlos a dividir sus fuerzas. Mas afortunados que los rusos, los españoles no se vieron obligados a morir para intentar escapar de la muerte.

La desastrosa batalla de Ocaña, de 19 de noviembre de 1809 fue la última gran batalla en campo abierto librada por los españoles. El mero hecho de ese abandono de la guerra regular prueba la desaparición del gobierno nacional ante los centros de gobierno local. Cuando los desastres del ejército regular se repitieron, se generalizo el paso a la guerrilla, y la masa del pueblo, deprimida por las derrotas nacionales, se entusiasmo con los éxitos locales de sus héroes. En este punto por lo menos la Junta Central compartió las ilusiones populares: L Gaceta dio información mas completa de cualquier hecho de la guerrilla que de la batalla Ocaña.

Esas guerrillas dijo es Diario Militar Austriaco (Vl 1, 1921), llevan sus bases de operaciones consigo mismas, y toda operación contra ellas termina con la desaparición del operativo.

Por eso creo que la constitución de 1812 a mi punto de vista(el del Martín Díez Juan mas conocido como el guerrillero empecinado) no funcionara ya que no tienen en igual consideración el ejercito y la política ,por que da demasiadas libertades para la gente de nuestra época y por que no daran frenado el avance francés y por que no respeta los privilegios;por eso creo que no funcionara

1 comentario:

  1. ¡Vaya día de San José!

    Después de jurar la constitución toda la comitiva fue a la iglesia del Carmen, donde el obispo de Calahorra ofició la misa y el Te Deum. Al salir¡¡¡ llovía a mares!!!

    También llovió por la tarde cuando se anunció públicamente, por las calles de Cádiz, que se había aprobado “La Pepa”.

    Yo presté oídos a los comentarios, cumpliendo con mi oficio. La gente estaba contenta en general. Algunos criticaban que se usase a la iglesia para actos políticos y mostraban su rechazo a la constitución.

    La lluvia no nos dejó en todo el día impidiendo que por la noche se iluminasen las residencias de los embajadores de Inglaterra y Portugal para conmemorar el gran día.

    ¡Viva la Pepa!

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